Se espera que los pagos activados por dispositivos de Internet de las cosas (IoT) asciendan a más de $ 1.5 billones en 2030. Desde relojes hasta bombillas, termostatos, automóviles y trenes, el número de dispositivos conectados se estimó ya en 2020 en 38.500 millones a nivel mundial.

Ya se trate de hogares inteligentes, ciudades inteligentes, transporte inteligente o ahorro de energía inteligente, el internet de las cosas (#IoT) cambiará radicalmente no sólo los pagos, sino toda nuestra forma de vida.

Hoy en día, los pagos de IoT se aplican a casos de uso relativamente simples. Por ejemplo, cuando la ubicación de una persona o un objeto se utiliza para desencadenar un pago. En un futuro no muy lejano, los dispositivos que utilizan múltiples fuentes de datos y sofisticados algoritmos de inteligencia artificial (IA) podrán ejecutar casos de uso mucho más complejos.

Imagine un refrigerador conectado que ordena automáticamente alimentos cuando detecta que los suministros son bajos, teniendo en cuenta un presupuesto asignado, las preferencias cambiantes del hogar o incluso las recomendaciones dietéticas proporcionadas por un nutricionista. El refrigerador también puede interactuar con varias ofertas de comercio electrónico para encontrar la mejor opción en cada caso y reservar un espacio de entrega, según la disponibilidad del calendario en línea del hogar.

Tres tendencias son especialmente dominantes cuando se trata de la adopción de pagos de IoT:

• La aceleración de los pagos digitales, con 779 mil millones de transacciones realizadas digitalmente en 2020 (Fuente: Worldline)
• El crecimiento masivo de dispositivos conectados
• El mayor uso de inteligencia artificial, impulsado por el creciente poder de cómputo y mejores algoritmos

A medida que los pagos se trasladan al backstage y se vuelven más invisibles, pero más poderosos, la importancia de IoT aumentará exponencialmente.

La razón principal detrás de la creciente influencia de IoT se encuentra en lo que llamamos pagos sin fricción. Los pagos sin fricción son un término que esencialmente describe una transacción que se puede completar de la manera más fácil posible sin fricciones y con solo interacciones adicionales limitadas más allá de las que ya se necesitan para acceder al producto o servicio. Las compras en la aplicación autorizadas por reconocimiento facial serían un buen ejemplo. El Internet de las cosas lleva este caso de uso un paso más allá, al eliminar la necesidad de que el cliente realice cualquier acción adicional para activar el pago. En el caso de los vehículos eléctricos, por ejemplo, los clientes podrían simplemente conectar su automóvil a un punto de carga y luego irse cuando se complete la carga; El proceso de pago aquí se ha vuelto literalmente invisible.

En el futuro, el principal impulsor que hará o romperá la adopción de pagos de IoT estará conectado a la confianza y la seguridad. A partir de este momento, la pregunta ya no evolucionará en torno a si los pagos de IoT son un cambio de juego, sino más bien en torno a cuáles son las implicaciones estratégicas y los nuevos modelos de negocio que deben considerarse.

 
Fuente:

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